El cine colectivo llega a Ecuador
'Vengo Volviendo' es
el producto de 21 jóvenes realizadores que, en conjunto, han logrado un filme
sobre la inmigración hacia EE UU
El tema de la inmigración
latinoamericana hacia Estados Unidos no es nuevo en el cine. Vengo Volviendo, filme ecuatoriano que se estrenó hace
algunos días en la cartelera comercial, relata el dilema de un joven que quiere
llegar al país del norte para reunirse con sus padres. Lo que llama la
atención de esta película es su proceso de creación colectiva. Es el producto
de 21 jóvenes reclutados en la provincia del Azuay (sur del país) para
hacer cine. Su primer tarea fue hurgar en la memoria de sus abuelos. La
tradición oral sirvió para hacer el guión en el que se hacen
presentes tres leyendas locales: la caja ronca, la loca del pueblo y el
señor de las aguas.
La película no se aleja de los lugares
comunes, aunque un giro de los eventos evita al protagonista llegar a la
frontera, por lo que decide quedarse en su ciudad natal. “Teníamos recelo
con el tema de la migración, no queríamos hacer un melodrama, pero los chicos
querían hablar de esto”, cuenta el director Gabriel Páez. “Lo primero que
decidimos fue ver la migración desde lo positivo y centrarnos en los que se
quedan”, añade.
Los cineastas Páez e Isabel Rodas
están detrás de esta iniciativa denominada Encuentros con el
Cine, cuyo precedente
es Santa Elena en Bus, que se produjo en la costa de Ecuador con 45
jóvenes. Vengo
Volviendo fue parte del laboratorio de cine delFestival
Internacional de Cine de Morelia (México), pero su producción, que tomó tres años, fue posible
gracias a fondos nacionales, 70% públicos. Los productores recaudaron más
de medio millón de dólares, el fondo para las producciones audiovisuales
comunitarias que otorga el Consejo Nacional de
Cine (Cncine) fue el
mayor contribuidor.
El fondo que el Cncine destina para el
fomento a la producción cinematográfica en Ecuador ha sido un gran aliciente
para la industria. En este año se entregaron 1,8 millones de dólares y ha
logrado que el país presente más de un estreno nacional al año: solo en 2014
hubo diez estrenos y este año ya son nueve, según Juan Martín Cueva, director
del Cncine.
“Aunque no hayamos tenido ni una Palma de Oro o no hayamos sido nominados al Oscar,
es evidente las producciones ecuatorianas están cada vez más presentes; ya no
es extraño que haya una película ecuatoriana en las programaciones de los festivales”, comenta Cueva.
Ahora, el reto de la industria
ecuatoriana es la permanencia en las salas de cine comerciales. Usualmente,
estos espacios están destinados a las grandes producciones de Hollywood y solo
dejan a los títulos nacionales una semana de exhibición. Vengo Volviendo ha roto con este ciclo y consiguió
cuatro semanas.
“La producción ecuatoriana no se
alcanza a ver por estas perversiones del mercado”, asegura Cueva y añade que ha
llegado el momento de cambiar el enfoque. “Estuvo bien concentrarse en el
fomento a la producción cinematográfica, pero creo que hay que incidir en el
consumo, el mercado, la circulación, incluso por la inversión estatal
hecha”. Aunque la Ley de Cine— que cumplirá 10 años— no dice
nada sobre la circulación de las producciones nacionales, el Cncine ha empezado
a tejer redes de distribución y ha identificado más de 130 espacios en
instituciones públicas que podrían convertirse en salas.
Los cineastas ecuatorianos prefieren
no esperar y han empezado a usar internet y la televisión para atraer público a
través de series sobre los rodajes. Volver
Volviendo tiene seis
capítulos que se emiten en la televisión pública, y Sin Muertos no hay Carnaval, que se verá el siguiente año, tiene
una serie-web que empieza a tener acogida.
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